La verdad, es que estuve demasiado bien sin él. No tenía preocupaciones de tener que andar pendiente de él, ni de llevarlo encima, ni cosas por el estilo. Y el resto de la tarde, pues la llevé genial.
Pero al llegar a la noche, fue cuando me agobié un poquillo, porque es ahí cuando más lo utilizo.
Pero gracias a esto, también descubrí que soy como más persona cuando estoy sin el móvil. Mis padres también me lo notaron. En plan, me refiero a que, mientras que estoy con el móvil me pueden hablar, pero yo solo escucho y al contestar contesto breve, me centro más en el móvil, y este día fue todo lo contrario. Hasta me mandaban callar.
Pero yo creo, que el móvil es un vicio que me tengo que permitir, ya que si no fuera por él, no podría hablar con mucha de la gente con la que hablo. O sea, no es que no pudiese hablar, pero hablaría muy poco, ya que son pocas las veces que veo a esa gente; y eso si que no.
Ay, no sé Merino, me acabo de estresar tan solo pensándolo jaja. No, no podría vivir sin mi móvil, aunque es cierto que desde ese día lo utilizo muchísimo menos.
Por supuesto, te puedes permitir todo lo que puedas y quieras. Ahora, está bien ser consciente de las consecuencias de lo que te permites y lo que pasa si no te lo permites, o te lo permites menos... Gracias por tu participación.
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