Hoy, en clase de filosofía estuvimos haciendo el ejercicio que Merino tenía pensado que hiciesemos el otro día, pero que no pudo ser. Consistió en colocarnos todos en el centro de la clase en forma de círculo, de modo que todos tuvieramos dos compañeros a nuestro lado. En la primera parte del ejercicio cada uno tenía que decir lo que más le gusta de sí mismo y lo que más le gusta de su compañero que tenía al lado izquierdo, mientras que la segunda parte consistía en decir lo que menos nos gusta de nosotros mismos y también decir lo que menos nos gusta de nuestro compañero de la derecha. Luego, cuando ya acabamos esto, se podían decir cosas por libre. Es decir, cada uno podía decir lo que más o lo que menos le gusta de algún compañero de clase, pero sin que cualquier otro interviniese, ni siquiera el compañero al que iba dirigido.
¿Qué conclusión saco yo de todo esto? pues que da gusto oír que la gente dice cosas buenas de tí (gracias Rú y Cheri, me emocioné y todo jaja :$) , y que también está muy bien que te digan "tus defectos" (aunque tú los veas o no los veas así) para así poder intentar solucionarlos si es necesario; aunque, también pienso que hay temas que no son de tratar en clase (con esto quiero decir que los jaleos no los hay que llevar a clase, si no que si hay algo que discutir se discuta en otro lugar).
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